lunes, 27 de noviembre de 2006

VICTORIA MALDONADO SAN JOSE
Médico Veterinario.

Grados Académicos: Master of Science en Conservación y Manejo de Fauna Silvestre. Universidad Católica de Lovaina, Bélgica.

Línea de Investigación:
Consultor con 15 años de experiencia en el área de gestión de áreas silvestres, Corredores Biológicos para la protección de la biodiversidad y manejo de poblaciones de fauna silvestre con problemas de conservación. La experiencia se desarrolla tanto en el campo científico - técnico como en el de políticas y legislación con trabajo multidisciplinario e interinstitucional, vinculada a la protección de ecosistemas y especies a nivel nacional e internacional.

Campo de Investigación (disciplinas asociadas):
Lidera proyectos de conservación en áreas protegidas privadas y de protección y recuperación de especies silvestres con problemas de conservación. Con experiencia en manejo de poblaciones con problemas de conservación, coordinación de la Red de Areas Protegidas Privadas en Chile, preparación de líneas de base de flora y fauna y Planes de manejo para áreas silvestres, y la elaboración e implementación de instrumentos legales para la conservación de áreas protegidas privadas, como las servidumbres ambientales, y marcos legales y reglamentarios para APP. Asimismo en la preparación de estudios, planes de acción nacionales, participación en propuestas nacionales y desarrollo de posiciones institucionales a ser presentadas en Convenciones internacionales como la Convención sobre Biodiversidad, CITES, Protocolo de Montreal, Convención de Cambio Climático y RAMSAR.
• Revisor de los Proyectos GEF tamaño mediano para la CONAMA en la componente Biodiversidad.
• Miembro del Grupo de especialistas de Cérvidos de la UICN
• Punto focal el corredor biológico Alaska - Tierra del Fuego, Ecoaméricas

Resumen Exposición APP en Chile. CODEFF

ÁREAS SILVESTRES PROTEGIDAS PRIVADAS EN CHILE

Victoria Maldonado San José
Coordinadora Nacional
Programa Biodiversidad
CODEFF


A pesar que el 18,7% de Chile continental está bajo protección, formando parte de Parques Nacionales, Reservas Nacionales o Monumentos Naturales, un 23% de esta superficie (corresponde a altas cumbres, glaciares o zonas desprovistas de vegetación, la cual contribuye escasamente a la conservación de la flora y fauna nacional.

Asimismo, un 69 % de la superficie de las áreas del Sistema Nacional de Areas Silvestres Protegidas del Estado se concentran en el extremo sur del país, XI y XII Regiones, dejando sin adecuada protección la biota de la zona mediterránea y del bosque templado húmedo (CODEFF, 1999a) Ambas zonas de importancia para la conservación de la biodiversidad mundial (IUCN 2000). Por otra parte, si bien un 78% de los 85 ecosistemas o subregiones vegetacionales que existen en Chile (sensu Gajardo 1993), está representada en el SNASPE, de estas aproximadamente un 50% se encuentra con menos de un 5% de su superficie total actual bajo protección (CODEFF1999a).

Además, a esta falta de representatividad, se suma el escaso tamaño de la mayoría de las áreas protegidas y la falta de conectividad entre ellas, lo que no permite contar con áreas de viabilidad mínima especialmente para grandes mamíferos (Mella & Simonetti 1994) así como facilitar migraciones, asegurando procesos evolutivos, capacidad de respuesta ante situaciones catastróficas (incendios, erupciones volcánicas, entre otras) y conservación de las poblaciones en el largo plazo.

Por lo tanto, el que pueda existir una adecuada representatividad de las biodiversidad del país en las áreas protegidas, con adecuadas zonas núcleo, áreas de amortiguación y conectividad entre ellas, depende de la incorporación de más áreas silvestres que puedan ser parte de un sistema de áreas silvestres protegidas y complementen las áreas protegidas públicas. Esta situación se concatena con el hecho que la mayor parte del territorio nacional es de dominio privado y es bastante difícil que el Estado pueda contar con el financiamiento suficiente para adquirir estas áreas y mantener su administración posterior. En este sentido, la participación del sector privado en la conservación es vital.

La experiencia de conservación privada se lleva desarrollando en forma paulatina pero constante en Chile desde la última década, con un importante número de iniciativas (Verscheure 1997, Stutzin 1999, CODEFF 1999a). Existen distintos grupos del sector privado que se encuentran destinando áreas silvestres a la conservación. Las ONGs son parte de ellos o trabajan con ellos a través de distintas estrategias para asegurar la conservación de la biodiversidad. Los grupos corresponden a:
a) Particulares:
i) particulares que dentro de sus principales ideales se encuentra la conservación de la naturaleza y que cuentan con propiedades o el financiamiento para la compra de terrenos para su conservación y protección, o establecen alianzas con otras personas con los mismos intereses, para en conjunto lograr el financiamiento adecuado para la compra de terrenos;
ii) particulares que cuentan con propiedades que conservan interesantes muestras de bosques, humedales u otros sistemas de interés para la conservación, que están conscientes de la importancia de cuidarlos, pero que para ellos es importante poder contar con actividades productivas en el predio que aseguren el financiamiento de las actividades de protección del área (ej. cercado, guardaparques, otros). Estos propietarios aunque tengan otras entradas económicas para vivir y cuenten con la propiedad, generalmente no tienen el financiamiento necesario para hacer andar actividades productivas sustentables en el área así como aquellas de protección;
iii) particulares que si bien desean la conservación de la biodiversidad del predio, sus entradas económicas dependen directamente de las actividades productivas que puedan desarrollarse en el predio, siendo su medio de subsistencia.

b) Inmobiliarias
Por otra parte, esta el grupo de las inmobiliarias que realizan una subdivisión de terrenos donde una zona esta destinada a la construcción de viviendas, normalmente segundas casas, y una zona a la conservación de la naturaleza, la cual puede o no ser de uso exclusivo de los propietarios del área.
Esta situación puede ser, en algunos casos, similar a cuando particulares se unen para la compra del terreno para la conservación. Si bien prima el aspecto ambiental para quienes inician la alianza, este no siempre es el objetivo principal de todos los particulares que participan, y el construir una segunda vivienda en un entorno natural puede ser en algunos casos uno de los objetivos principales.

c) Empresas
Otro grupo es el de las empresas que deciden realizar actividades de protección, investigación u otras, en zonas de sus propiedades que son de interés para la conservación de la biodiversidad y donde generalmente no se desarrollan actividades con fines productivos. Tal es el caso de empresas forestales que destinan a la conservación zonas de bosque nativo que no son explotados económicamente u otras empresas que protegen humedales de los cuales pueden o no depender para sus actividades productivas.

d) Universidades
Un pequeño grupo lo constituye organizaciones de investigación o universidades que protegen áreas silvestres teniendo dentro de sus objetivos poder realizar actividades de educación, investigación y modelos de estudio en estas áreas.

e) ONGs
Finalmente esta el grupo de instituciones sin fines de lucro, generalmente identificadas como ONGs, que dentro de su misión se encuentra la protección de la biodiversidad, sean estas fundaciones, corporaciones, u otras. En este contexto las ONGs se han concentrado en dos líneas de trabajo: i) compra y/o administración de áreas silvestres y; ii) apoyo técnico y legal, capacitación y educación a otros grupos de propietarios privados para la protección y utilización sostenible de la biodiversidad en áreas silvestres de dominio privado.

i) ONGs y administración de áreas silvestres para la conservación
En la línea de administrar directamente áreas protegidas que son propiedad de la ONG, CODEFF por ejemplo, cuenta con cuatro áreas protegidas bajo su tutela. El trabajo de compra o recepción de donaciones de tierras para la conservación se inició en los 90´s. con la compra de Río Claro, área silvestre ubicada en la XI Región y que colinda con el Parque Nacional Río Simpson. El objetivo de proteger esta área era asegurar la viabilidad de una población de Huemul (Hippocamelus bisulcus) que utilizaba el sector de Río Simpson, pero cuyo hábitat de invierno se encontraba escasamente protegido, dejándolo vulnerable en esta época del año. Con el apoyo de la Sociedad Zoológica de Francfort (SZF) fue posible adquirir un terreno de 500 ha, el cual incorporó hábitat de invierno y que es protegido por guardaparques de la CONAF.

Otra áreas bajo protección de CODEFF es el Santuario de la Naturaleza Los Huemules del Niblinto, ubicado en la VIII Región. Durante 1995 también con el apoyo de la Sociedad zoológica de Francfort, se inició el proceso de compra de terrenos hasta lograr un predio de 7.500 ha el cual protege grupos de huemules (H. bisulcus) de su población más septentrional en Chile y con mayores problemas de conservación, y una zona ecotonal donde se encuentran especies vegetacionales propias de la zona mediterránea y del bosque templado húmedo, con un alto grado de endemismo (CODEFF, 1997).

Este ha sido uno de los primeros pasos para la creación del corredor biológico Nevados de Chillán – Laguna de la Laja que ocupa el área precordillerana y cordillerana de la zona, cubriendo aproximadamente 584.000 hectáreas. Este corredor corresponde a un área de protección turística, que incorpora un sitio prioritario para la conservación de la biodiversidad en Chile. Se busca incorporar bajo algún nivel de protección el hábitat de la población más septentrional de Huemul y favorecer la conectividad entre El Santuario y Reserva Nacional Los Huemules del Niblinto al norte, que protege unas 10.000 hectáreas, y al sur la Reserva Ñuble de 56.000 y el Parque Nacional Laguna del Laja de 11.600 hectáreas. Asimismo, se ha trabajado con representantes del sector privado Oleoducto Trasandino, Forestal CELCO S.A., Forestal Bío Bío, ENDESA S.A., propietarios particulares (muchos miembros dela RAPP), servicios públicos como CONAF, SAG y SERNATUR, Universidad de Concepción (Chillán y Concepción), Universidad del Bío Bío, Universidad Austral de Chile y Centro EULA, investigadores extranjeros, Municipalidades y a través del Comité de Recuperación del Huemul en la zona y en las Reuniones Nacionales y Binacionales de Conservación del Huemul, lo que ha permitido el intercambio de información y trabajo conjunto.

ii) ONGs y la asistencia técnica y legal, capacitación y educación a grupos del sector privado para la conservación y uso sostenible de áreas silvestres

Otra de las formas cómo las ONGs están actuando es capacitando y entregando información técnica y legal para ayudar que diferentes tipos de agentes privados interesados en la conservación, puedan fortalecer su accionar concretando sus proyectos y permitiendo que sus acciones de conservación se mantengan en el largo plazo, incluso trascendiendo a los actuales propietarios de las tierras.
Es en este contexto que CODEFF constituye, en 1997, la Red de Áreas Protegidas Privadas (RAPP), la cual coordina y hasta el momento incorpora a 133 predios inscritos destinados a la conservación y alrededor de 400.000 hectáreas bajo protección. Si bien esta no incluye a todo el universo de experiencias de conservación privada conocidos o por conocerse. Este fue el primer paso en conservación privada al poder identificar y unir en un objetivo común a particulares, grupos de personas, e instituciones que protegían áreas silvestres. Este accionar inicialmente se concentró en el intercambio de información nacional e internacional sobre la temática, el aprendizaje sobre las experiencias de los mismos miembros de la RAPP y capacitación en temas técnicos que ayudaban a consolidar las áreas protegidas (certificación forestal, instrumentos legales de conservación, ecoturismo, entre otros). El Boletín de la RAPP, las reuniones regionales y nacionales así como el trabajo directo con algunos de los miembros en las propiedades para evaluar sus requerimientos, fue alguno de los instrumentos de apoyo que se utilizaron durante los primeros años de la RAPP.

Si bien las actividades de intercambio de información y capacitación son permanentemente necesarias, estas no ayudaban a resolver algunas necesidades concretas que manifestaban los propietarios privados. Esto se traducía en la necesidad de conocer más sobre la flora y fauna de su predio, el estado de conservación de esta, su fragilidad y las actividades productivas sustentables que podrían desarrollarse en él, y cómo y dónde desarrollarlas, sin perder el objetivo de conservación de la biodiversidad. De esta manera también se permitía dar impulso a actividades que permitieran resolver al menos los costos de protección que involucra la mantención de un área silvestre para la conservación.

Es así como en una segunda fase de la RAPP, a partir de 1999 se comienza a dar asistencia técnica en la elaboración de líneas de base de fauna y flora, en la elaboración de Planes de Manejo para áreas protegidas, en base a la estructura propuesta por CONAMA y otros servicios públicos (Oltremari & Thelen 1999), y en la búsqueda de instrumentos legales actualmente vigentes que permiten dar protección legal en el largo plazo a estas áreas protegidas privadas (CODEFF, 1999b). De esta manera por intermedio de Planes de Manejo se hace posible conocer más sobre la flora y fauna presente en algunos predios y su posible interacción con áreas cercanas, y a partir de esta información y las actividades propuestas a desarrollar por el propietario, avanzar en la zonificación por intensidades de uso del área y en la elaboración de programas de manejo. Así, el propietario se va capacitando más en técnicas de manejo sustentables y va conociendo más aquello que está protegiendo.

Asimismo, se capacita al propietario para que decida qué tipo de instrumento legal está dispuesto a utilizar en el área de manera que las actividades de conservación permanezcan en el tiempo. Los instrumentos legales que parecieran ser más útiles por el momento y sin contar con un marco legal para áreas silvestres protegidas funcionando, son los Santuarios de la Naturaleza y las servidumbres ambientales (CODEFF, 1999ab). Los Santuarios de la Naturaleza derivan de la Ley N° 17.288 sobre Monumentos Nacionales que los define como aquellos sitios terrestres o marinos que ofrezcan posibilidades especiales para estudios o investigaciones geológicas, paleontológicas, zoológicas, botánicas, ecológicas, o que posea formaciones naturales cuya conservación sea de interés para la ciencia o para el Estado. Las servidumbres están reguladas en el código civil arts. 820 a 888, se habla de servidumbre ambiental o ecológica dado que el contrato de servidumbre tiene relación con estos aspectos. Una servidumbre ambiental o ecológica es un acuerdo legal por medio del cual el propietario de un predio decide en forma voluntaria regular su uso, con el fin de proteger los atributos ambientales de este.

La utilización de los Santuarios y servidumbres se ha estado trabajando y aplicando tanto en áreas de propiedad fiscal y/o privada. En el caso de los Santuarios de la Naturaleza, es un instrumento que ha sido utilizado por CODEFF para dar protección legal a sus propiedades y aplicado para la protección de áreas de interés, algunas de ellas privadas, como el caso del S.N. Islotes Lobería e Iglesia de Piedra de Cobquecura en la VIII Región o el SN Palmar del Salto en la V Región, o utilizado para otras áreas las cuales no fueron decretadas finalmente por no tener la aprobación de todos los propietarios como el caso del Humedal de Laguna Price, Cerro Cayumanque y el Bosque del Valle Nonguen, todos sitios de la VIII Región, que contaron con la aprobación técnica del Consejo de Monumentos Nacionales. Respecto de las Servidumbres está la experiencia de una servidumbre reciproca aplicada por la Inmobiliaria Oasis de la Campana, área ubicada en la V Región y colindante con el Parque Nacional La Campana donde la inmobiliaria estableció servidumbres reciprocas entre los distintos loteos, áreas comunes y un área destinada a la conservación de 1500 hectáreas, que establece limitaciones en el uso del área a favor de la conservación de la biodiversidad y el paisaje, asegurando para los propietarios la protección de la propiedad en el largo plazo.


Si bien existen muchos avances y el número de propietarios a lo largo del país que se encuentran interesados en iniciativas de conservación es bastante amplio, aún son escasos los recursos que permitan a las ONGs dar la asistencia y capacitación que necesitan los privados para dar el paso inicial en actividades de protección o de manejo sustentable dentro de las áreas protegidas. Por otra parte, hacen falta incentivos que estimulen y recompensen el esfuerzo realizado por los privados en materia de la conservación y fondos concursables que consideren las actividades vinculadas a la conservación como una prioridad.

Literatura Citada

COMITÉ NACIONAL PRO DEFENSA DE LA FAUNA Y FLORA (CODEFF) (1999a) Las áreas silvestres protegidas privadas en Chile. Una herramienta para la conservación. Comité Nacional Pro Defensa de la Fauna y Flora, Santiago. 102 pp.

COMITÉ NACIONAL PRO DEFENSA DE LA FAUNA Y FLORA (CODEFF) (1999b) Guía de instrumentos jurídicos que favorecen la participación privada en la conservación de áreas silvestres en Chile. Red de Áreas Protegidas Privadas (RAPP) –Comité Nacional Pro Defensa de la Fauna y Flora Santiago 46 pp.

IUCN (2000) Red List of Threatened Species. Hilton-Taylor C (compilador) (2000) IUCN, Gland, Switzerland and Cambridge, UK. xviii + 61 pp.

MELLA J & J SIMONETTI (1994) Representación y poblaciones viables: conservación de mamíferos en las áreas protegidas de Chile. Ambiente & Desarrollo 10: 72-78.

STUTZIN M. (1999). Enseñanzas de las experiencias de CODEFF en la conservación del patrimonio natural. En: Anales del 6º encuentro científico sobre el medio ambiente. Mejor calidad de vida: desarrollo sustentable desde la perspectiva ciudadana. Ambiente y Desarrollo Vol. XV Nº 1 y 2 Marzo/Junio: 108-110

VERSCHEURE, H. (1997). Areas Protegidas Privadas un aporte de la sociedad civil a la conservación ambiental de Chile. La experiencia de una ONG. CODEFF. Santiago.